domingo, 18 de enero de 2009

perdón; era cómpli-ce y me volví compli-cada


"Pero tampoco creas a pie juntillas todo, no creas, nunca creas este falso abandono"


Tengo algo que decirte, sabes que no tuvo principio el comienzo ni tuvo termino el final/ eras mi cómplice en este paisaje casi ajeno, pero tenía que dejarte ir, pues los amores a medias ya no me corresponden.

Pero no creas, nunca creas este falso abandono, pues necesito asumir mis culpas y recomponer mi piel. el corazón me lo hicieron pelotita, y tu eres el que menos debe hacerse cargo de esto. No desaparezco, tampoco me vuelvo invisible, sólo me quedo aquí, mientras tu tomarás el tren abandonado de Caleta Portales y te llevará a donde quieras ir. Yo me quedaré aquí, en la tarde de domingo para limpiar la casa y un poco los recuerdos, para ordenar textos, y prioridades, para extrañarte y no sentirme extraña. Para que me olvides, te olvides si fuese necesario, sólo si fuese necesario.-

2 comentarios:

Magdalena López dijo...

mi guachita, con tu sola presencia yo ya estaba feliz, imagínate como lo estaba con tus palabras, tus risas y nuestras conversaciones.
Eres bienvenida siempre que quieras, eres la mejor también. Te quiero mucho :)

Anónimo dijo...

Vale guachita por tus palabras y por todo lo que me has dado.
Oye, no debés pedir perdón, me siento mal pero tengo que entenderte no más, no queda otra.
Te quiero, aaa y no estoy dispuesto a olvidarme de ti, nunca jamás lo haré, lo prometo, no me puedo olvidar de algo tan especial.

Oye aquí va lo mio, disculpa la demora.
Directo de mi mente a una vieja hoja de cuadrno y ahora a este postmoderno medio de comunicación:

Dicen que los trenes y sus respectivas estaciones guardan una enorme cantidad de momentos llenos de emociones, cuantos reencuentros felices y cuantas despedidas tristes (como la nuestra) invaden aquellos lugares, como aquel viejo vagón que vimos juntos y que juntos conoceremos algún día (promesa, al menos de mi parte).

Cuando me subí al tren me di cuenta que no había tenido un momento tan triste por estos días, menos contigo que eres responsable de gran parte de mis alegrías. Quizás eso sea lo que más me guste de ti, esa forma de alegrarme, entender que es erróneo el concepto de mujer compleja = mujer atractiva, dando paso a esa esencialidad, simplicidad y autenticidad que te hacen única.

En medio de mi viaje, sentado frente a una pareja de argentinos que disfrutaban su amor y con música de Spinetta en mis oídos me puse a pensar en lo distinto de dos de nuestras últimas despedidas. En primer lugar, cuando te dejé en el bus que te llevaría a tu país, estábamos contentos y todo indicaba que todo esto tenía para un buen rato más y luego en la final, la más triste de todas, el momento más fuerte de nuestra historia, ¿Cuántas diferencias? Sólo fueron un par de semanas de diferencia entre una y la otra. Se me armó un nudo gigante en la garganta.

Tras eso, los recuerdos, momentos y más momentos pasaban por mi cabeza, como un hospital, una avenida, un bar, tu sabes, las conversaciones, las copas d vino y de otras cosas, los sueños, las risas, las miradas y los apasionados besos y abrazos que ahora deberán ser sustituidos por fraternales saludos como el de dos hermanos de sangre, vida o lucha, en fin, una nueva forma de complicidad, por cierto, muy distinta a la que construimos, pero que debemos acostumbrarnos a ella. Será difícil hacerlo, pues en la memoria queda mucho, ahora que lo escribo puede sonar simple, pero cuando tenga que mirarte a los ojos y hablarte será muy complicado y estoy seguro que para ti también lo será, tendremos que desafiar a nuestras mentes, cuerpos y sobretodo, nuestros sentimientos.

Te quiero mucho cómplice!
Espero que nos podamos ver antes que emigres a tu país natal y que tengamos una despedida más alegre.
Un besote enorme.
CÓMPLICES HASTA LA ETERNIDAD!